– Ella dice: “es un bonito lugar” y en efecto, ésa es la forma justa de describirlo. No es un lugar impresionante, no es memorable, pero tampoco es por fuerza genérico. Tiene su encanto, pero una dosis de encanto metódicamente controlada.
Las presentaciones, los prolegómenos, han sido abordadas ya en instancias previas, virtuales y presenciales, y aunque repetirlas al menos de manera superficial es parte del ceremonial prescrito, no tolero la redundancia. Así que inauguro la cartografía del terreno biográfico inexplorado, no porque me interese, sólo porque es desconocido y me divierte ver cómo el ejercicio de nuestra interacción posee la facultad de despojarlo gradualmente de ese atributo.
El juego avanza, avanzamos las posiciones y cada uno tiene de pronto más y más fichas del otro, posiblemente más de las que quisiera tener a estas alturas. Datos. Esos datos tienen un peso, un valor. Oferta y demanda. Son bienes transables. Es común que se piense, por el sólo hecho de desconocer con exactitud la cadena de ramificaciones que gatilla, que la información no posee su propia fuerza específica. Pero la información existe. Y todo lo que existe actúa. A veces incluso lo que no existe actúa.